¿QUÉ ES UN TRAUMATISMO CRANEOENCEFÁLICO? 

En términos coloquiales, un traumatismo craneoencefálico es un golpe fuerte en la cabeza. 

Es muy frecuente, y hasta el 10 % de los niños menores de 5 años sufrirá un traumatismo. Por ello es importante conocer algunas medidas preventivas, como por ejemplo: no dejar a los lactantes solos en el cambiador o, en niños más mayores, la protección con casco cuando van en bicicleta o en patines. 

¿LOS GOLPES EN LA CABEZA PUEDE SER GRAVE? 

Aproximadamente, el 80-90% de los traumatismos craneoencefálicos no tienen consecuencias relevantes, es decir, son leves. 

Los niños pequeños siempre tienen mayor riesgo de presentar un traumatismo debido a su curiosidad y constante movimiento. Sin embargo, la mayoría de los traumatismos, sólo producen chichones, heridas y dolor en la zona del golpe. 

¿QUÉ ES LO MÁS IMPORTANTE QUE DEBO SABER? 

Si es un traumatismo de suficiente intensidad o si nota al niño‘raro’, siempre ha de ser valorado por un profesional. 

En general, si nota al niño con comportamiento extraño, si vomita, si está muy somnoliento o con algún síntoma que no le parece normal, se debe consultar con un médico. No obstante, hay que tener en cuenta la hora del día en la que se produce el golpe o si el niño ha llorado mucho, pues en estos casos sería normal que el niño quiera dormir. 

¿ES NECESARIO HACER PRUEBAS SIEMPRE?

No, en absoluto será necesario hacer pruebas como radiografías o escáneres en todos los casos. Lo que siempre hará el pediatra es una serie de exploraciones, muchas basadas en juegos, para valorar la afectación neurológica, y únicamente en casos determinados, se pedirá una prueba de imagen. Lo que sí será beneficioso en todos los casos, es aplicar frío inmediato en la zona del traumatismo. 

¿QUÉ TENEMOS QUE VIGILAR? 

Tenemos la obligación de hacer una observación en casa , la cual debe hacerse de 12 a 24 horas tras el traumatismo. 

Reevaluaremos al niño cada cuatro horas aproximadamente y vigilaremos posibles signos de alarma, como son: 

  • La somnolencia excesiva (esto significa que cueste mucho despertarle o no responda al estímulo). 
  • Si está confuso o “dice tonterías”. 
  • Si le duele la cabeza con gran intensidad. 
  • Si hay pérdida de conciencia, convulsiones, vómitos que no cesan o si le sale líquido o sangre por la nariz u oídos. 

En general, cualquier comportamiento extraño que no suela realizar el niño, es una señal de alarma. Si pasa cualquiera de esas circunstancias, debemos ir de nuevo a urgencias. 

Recuerda que lo mejor, siempre, es la prevención de los traumatismos. Pero nuestros niños deben explorar para aprender, por lo que no es infrecuente que sufran accidentes.